Siete cosas (básicas) que necesitas saber sobre la autopublicación

¿De verdad te conviene autopublicar tu historia? Aquí te contamos 7 cosas básicas que necesitas saber antes de darle click a “publicar”.

Seamos honestos: si lo que te interesa es poner tu libro a disposición del mayor número de lectores posible, la autopublicación parece ser la solución que estás buscando. Sin embargo, aunque nadie puede negar las ventajas de autopublicar, la realidad es que esta opción tiene una serie de limitaciones que no todos los autores son capaces de ver de buenas a primeras. En este artículo te explicamos siete cosas que debes de tener en cuenta si piensas entrar al mundillo de la autopublicación.


Llamanos presuntuosos si te acomoda, pero en esta redacción no tenemos muchas certezas en la vida, excepto una: sin importar el género en el que escribas o la extensión de tus manuscritos, si tienes las mismas aspiraciones que 99% de los escritores que conocemos,  estamos seguros que la publicación está entre tus objetivos. ¿Y sabes qué? La idea nos parece fabulosa. 

El único problema es que el camino hacia la publicación que tú y yo tenemos como referente (es decir, con libros impresos, con encuadernaciones de tapa dura, papeles que son una caricia al tacto y, porqué no, con una firma de libros incluida) es una auténtica batalla cuesta arriba. Entre editoriales que cada vez toleran menos el riesgo y estadísticas de lectura en declive (al menos en apariencia) no es de extrañar que la última década hayan surgido diversas alternativas a la publicación tradicional.

La autopublicación: el nuevo niño del salón.

Entre estas opciones se encuentran las plataformas de impresión bajo demanda (o POD, por sus siglas en inglés), como Kindle Direct Publishing, Lulu, o Ingram Spark. El principal beneficio de la  impresión bajo demanda es que elimina la necesidad de imprimir múltiples copias de un solo título para poder comercializarlo, otorgándole así la una ventaja competitiva  enorme a autores que, simplemente, no tienen ni el presupuesto ni el tiempo para mantener un inventario. Autores que, además, no han logrado (o no les interesa) hacerse con un contrato de edición y distribución tradicional. 


El problema es que, al saltarse la parte laboriosa del proceso de producción editorial, las plataformas que ofrecen esta nueva tecnología de impresión y distribución han posicionado su producto como una especie de solución integral que acerca a cualquier autor, sin importar el género en el que escriba, al éxito editorial


Afortunadamente (o desafortunadamente, dependiendo de la lupa con la que se mire la cosa), la realidad del proceso editorial apenas si ha cambiado. Por eso, si estás considerando autopublicar, estas son siete cosas que debes de saber, si o si, antes de tomar LA decisión


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1) Escribir y publicar son actividades completamente distintas.

La parte irónica (y paradójica) del asunto es que ningún escritor que no haya pasado antes por un proceso editorial “tradicional”, por más mínimo que este haya sido, está capacitado para comprender lo distinta que la creación literaria del proceso de publicación de una obra, así que aquí te lo resumimos en un párrafo:


Mientras que la labor del escritor es crear el manuscrito, proveer el material a difundir, el editor, por su parte, no sólo se encargará de hacer que dicho  manuscrito se convierta en un producto de calidad, sino que también será responsable de convertir la  inversión en algo rentable (o, por lo menos, que el chistecito no acabe desfalcando a la casa editorial). 


Esto significa que un escritor no necesariamente es la persona mejor capacitada para comprender el aspecto comercial del proyecto, del mismo modo que un editor no siempre entenderá la visión creativa que impulsa al creador (aunque claro, un buen editor siempre la respetará).

Cuando un escritor se decanta por la autopublicación, su decisión implica un cambio importante: nuestro escritor está decidiendo asumir tanto el aspecto creativo como la parte comercial de su libro. Entender y aceptar esto es clave para poder llevar el  proyecto editorial a buen puerto.

2) No, no es gratis.

Uno de los grandes mitos que rodean a los esquemas de autopublicación es que, a diferencia de los contratos tradicionales, donde hay una cadena de producción y quince profesionales implicados, la autopublicación no requiere de procesos profesionales complejos. Encima de todo, subir tu manuscrito a Kindle no cuesta nada. Conclusión: el costo por autopublicar es mínimo o incluso cero. 


Bueno, nada más alejado de la verdad. Aunque, en efecto, una buena parte de las plataformas digitales aquí mencionadas no cobran por subir un manuscrito, eso no significa que el proceso de producción editorial no tenga ningún costo.  Si quieres que tu libro cubra los estándares de calidad mínimos para presentarse como un producto comercializable, debes de invertir en un proceso de corrección editorial. Y, a menos que seas diseñador editorial, deberás contratar a alguien para que te ayude a crear la portada del libro. Esto implica una inversión ya sea en dinero o en tiempo, lo cual nos lleva al siguiente punto…

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3) Son seis trabajos en uno.

En el momento en el que tomas la decisión de subir tu libro a Kindle, además de autor, por default te vuelves tu propio corrector de estilo, maquetador, diseñador editorial, consultor en marketing, experto en PR y asesor de ventas. Y, para ser honestos, hasta la fecha, nadie en esta redacción ha conocido a un solo autor que sea capaz de realizar todas las tareas asociadas al proceso de producción editorial bajo el mismo estándar de calidad que lo haría un equipo de profesionales de la edición.


Por supuesto, excepciones siempre habrá, pero no son la regla. Cuando de asuntos de autopublicación se trata, la carga de trabajo casi siempre le quedará corta a una sola persona. Si como autor te empecinas en hacer todo tú, sacar tu proyecto a la luz con la calidad necesaria para comercializar te tomará el doble o triple de tiempo que si recurres a los servicios de profesionales. Al final del día, tú decides con qué pagar los costos asociados a tu proyecto editorial: ¿tiempo o dinero?

4) Las ventas nunca van a caer del cielo (la realidad: si, necesitas marketing).

Otro de los mitos alrededor de la autopublicación que, simplemente, se rehúsan a morir  sugiere que lo único que tienes que hacer para conseguir lectores es colgar tu libro en la plataforma de tu elección y, básicamente, sentarte a esperar a que los algoritmos hagan que la magia suceda. O dicho en palabras menos amables: publica primero y los lectores vendrán después. 


Si te decantas por la estrategia “sentarse a esperar”, este es el mejor consejo que podemos darte: no te olvides de cargar con una buena silla porque la espera va a ser larga. Y tediosa. 


 ¿Significa esto que todos los autores que autopublicaron sin un plan y, por azares del destino, tuvieron éxito están mintiendo descaradamente? Por supuesto que no, y aquí es donde el contexto sí que importa. Ten en cuenta que, no muchas lunas atrás, subir tu manuscrito a Kindle era todo lo que un escritor novel necesitaba para hallar lectores. Hoy las cosas ya no funcionan así. 


Para que te des una idea de cómo el panorama editorial ha cambiado en los últimos años, considera que, de acuerdo con las estadísticas de Publishers Weekly, tan solo en  2022,  se autopublicaron 2.6 millones de libros. Si a ese volumen inmenso de material le añades el hecho de que la mayoría de los algoritmos de búsqueda de Amazon y Google no muestran ni el 1% del material disponible en las primeras posiciones de los resultados, queda claro que “sentarse a esperar” a que un lector descubra tu libro por accidente  es la manera más fácil de acabar harto, desilusionado y listo para olvidar que alguna vez escribiste un libro

5) No hay gatekeepers, y eso es un problema (oh, la ironía).

Aunque muchos autores autopublicados todavía se resisten a reconocerlo, una buena parte de los lectores siguen creyendo que los libros autopublicados son material de calidad cuestionable. Porque, si no fuese así, el autor seguro habría podido conseguir un contrato con una editorial tradicional, ¿no? 

En esta redacción sabemos que esta creencia es reduccionista e incluso un poco absurda, pero al final del día la realidad (y las estadísticas) se imponen. Piensa en la última vez que, como lector, te topaste con un libro autopublicado. ¿Qué te hizo sospechar que el material era autopublicado? ¿Una portada mal diseñada? ¿Una reseña de 1000 palabras y amontonada en un solo párrafo? ¿el inicio medio rocambolesco de la historia? Todos esos “detalles” son consecuencia de un problema propio de la autopublicación: la falta de estándares editoriales mínimos. 


El problema es que la barrera de entrada a la autopublicación simplemente no existe; no hay nadie activamente vigilando que el material publicado cuente con estándares mínimos de calidad.  Cualquier persona con un manuscrito terminado, una portada hechiza de Canva, par de horas muertas y conocimientos intermedios de informática puede colgar un libro en Kindle. Tener una estrategia de publicación, un nicho editorial, o un manuscrito que responda a las necesidades de entretenimiento y/o distracción de los lectores no son prerrequisitos para presionar el botón “Publicar ahora”.

¿Las consecuencias?  Sitios web cargados con millones de libros autopublicados de calidad (y precios) cuestionables, que nadie nunca va a leer (o a valorar) y que solo saturan los resultados de búsqueda agotando la atención (y la paciencia) de los lectores. A decir verdad, el mercado editorial siempre ha sido un lugar competitivo, donde resaltar no es tarea sencilla. Sin embargo hoy en día, con el volumen estratosférico de libros nuevos que se añaden a los resultados de búsqueda año tras año, sobresalir de manera orgánica es casi imposible. 


Esto nos lleva al siguiente punto…

7) Y tampoco es una manera de hacerse rico rápido.

O famoso, ni de chiste. Presionar el botón publicar lo único que hace es indexar tu material en el catálogo de la plataforma que estés utilizando. O, en otras palabras, cuando publicas lo único que estás haciendo es señalar que el libro puede ser adquirido por terceros. Ya está. Si no le dejas saber al mundo que tu libro 1) existe y, 2) puede ser adquirido a partir de x día, nadie se va a enterar


Para ser honestos, la promesa de lograr fama y fortuna casi inmediatos gracias a la autopublicación viene de aquellos consultores, coaches y emprendedores digitales que se ganan la vida promoviendo “cursos” para generar ingresos pasivos sin levantar un solo dedo ni invertir una millonada en el negocio. 


Sin embargo, esta promesa es más ilusión que cualquier otra cosa: en el papel suena increíble pero, en la práctica, el camino hacia las ganancias anuales de seis figuras es todo menos una línea recta. La gente que te pone ejemplos de individuos que lograron armarla con perseverancia y una dedicación digna de monje por lo general no te están contando toda la historia

BONUS: Al final del día, el lector sigue siendo quién decide.

Y, si planeas dar tus primeros pasos en el mundo de la autopublicación, crear un producto de calidad que otorgue una experiencia de lectura satisfactoria es todo lo que debe importarte. Además, tienes una gran ventaja a tu favor: publicar un libro que cumpla con los estándares mínimos de calidad no es tarea imposible.


Todo lo que debes hacer es imitar lo que las grandes editoriales comerciales llevan décadas haciendo: lanzar el libro que tú público quiere leer (y comprar), no el producto que a ti, como autor, te apetece más. Cuando se trata de autopublicación (o incluso, de algún contrato tradicional), tus preferencias personales como autor no tiene porqué influir en la presentación de tus materiales. O dicho en otras palabras: uno no escoge azul celeste para la portada porque ese es tu color favorito, sino porque ese tono de azul es el que tiene más posibilidades de llamar la atención del lector.

Para cerrar: la clave del éxito al autopublicar es ofrecer un producto de calidad.

Siempre, siempre, y siempre. Si vas a lanzarte a autopublicar, debes asegurarte que tus productos son virtualmente indistinguibles del material que publican las grandes editoriales comerciales. Si analizas en paralelo tu libro con algún título impreso por Planeta, las diferencias entre ambos libros deben ser mínimas (más allá del diseño de portada y la inclusión de contenidos, por supuesto). 


Si tu libro pasa este test, la posibilidad de que un futuro lector cuestione la calidad de tu material simplemente porque decidiste autopublicar se minimizan. Cuando autopublicas, ofrecer un producto de calidad debe ser tu mantra, objetivo y razón de ser.


En resumen: ¿qué son los 7 pilares de la ficción y por qué importan?

En este artículo te explicamos que autopublicar, en principio, suena mucho más fácil y prometedor de lo que en realidad es. Por eso, es importante que antes de tomar la decisión de autopublicar consideres los siguientes siete puntos:


  1. Escribir y publicar son actividades completamente distintas.
  2. No, autopublicar no es gratis.
  3. Y encima de todo son seis trabajos en uno.
  4. Dura realidad: las ventas nunca van a caer del cielo.
  5. Y tampoco hay gatekeepers, lo cual (irónicamente) es un problema.
  6. No es una mejor (ni peor) opción que la publicación tradicional.
  7. Autopublicar no es una manera de hacerse rico rápido.
  8. BONUS: Al final, es el lector el que decide.


Al final de día, lo que más importa cuando decides autopublicar es asegurarte de que estás ofreciendo un producto de calidad, es decir, un libro que garantice una buena experiencia de lectura a tu público.


Entonces, ¿haz considerado autopublicar?, ¿ya habías pensado alguno de estos siete puntos? No te olvides de compartirnos tus impresiones en la caja de comentarios. 


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