En términos generales, una editorial de vanidad es una compañía (o individuo) que ofrece publicar un manuscrito a cambio de una cuota (por lo general, bastante elevada). Aquí es necesario hacer una distinción entre proveedores de servicios editoriales, como editores, correctores de estilo, maquetadores y diseñadores gráficos, y editoriales de vanidad.
A diferencia de un contratista o proveedor de servicios (por ejemplo, un corrector de estilo), quién solo te vende un par de servicios a cambio de una cuota fija y sin prometerte la luna y las estrellas, la carta de venta de una editorial de vanidad siempre será que ellos editarán, corregirán, diseñarán y publicaran tu libro sin que tu tengas que mover un solo dedo. Tú único papel en el proceso será entregar el manuscrito, firmar un contrato, pagar la cuota y esperar a que las ventas lleguen.
Se trata pues de compañías predatorias que explotan el deseo y la ilusión que miles de escritores noveles tienen de ver sus libros en la mesa de novedades de su librería local. Las editoriales de vanidad saben que por cada autor publicado hay cien o docientos aspirantes que están dispuestos a hacer todo por ver sus libros en un escaparate de librería y, dado que la publicación tradicional es el sueño de miles de personas, las existencia de editoriales de vanidad es algo con lo que la industria editorial siempre va a tener que contender.
Como pasa con cualquier contrato de compraventa o pagaré (¿alguien dijo pago a plazos usando After Pay?), el diablo está en los detalles. El problema con las editoriales de vanidad no es el hecho de pagar por recibir servicios, sino más bien dos cosas bien concretas:
Vayamos por partes.
Las editoriales de vanidad existen porque hay muchísimos más escritores produciendo material de los que las editoriales tradicionales pueden contratar.
1) Problema #1: contratos a los que no les lees la letra pequeña.
Con toda seguridad, el primer problema al que te enfrentarás cuando aceptes la “oferta” de una editorial de vanidad es un contrato confuso, tal vez largo, lleno de términos desconocidos y, para ser honestos, algunas veces incluso intimidantes. A esto se le añade que varios “representantes” tienen la mala costumbre de presionarte a firmar lo más rápido posible, sin darte ni siquiera 24 horas para evaluar lo que estás a punto de hacer.
Porque si consultas a un profesional es muy probable que termines notando algunas cláusulas que rayan en el abuso cómo:
Aunque cada contrato es un mundo, las cláusulas anteriores son bastante comunes y firmar algo así puede comprometer la integridad de tu trabajo y de futuras obras. La regla general aquí es la siguiente: nunca, nunca, pero ABSOLUTAMENTE NUNCA firmes nada que no entiendas al 100%.
¿Le puedes explicar una cláusula a tu mejor amigo en términos sencillos y sin dar vueltas?, ¿no? Entonces no la has entendido y, por lo tanto, no deberías firmar (todavía)
El segundo problema al que tendrás que hacerle frente al producir tu libro con una editorial de vanidad son sus servicios editoriales que rara vez cumplen con un estándar profesional.
Todo depende del servicio editorial que te ofrezcan, pero te servirá saber que las siguientes “fallas” son bastante comunes:
Aunque muchos autores auto publicados insistan en lo contrario, la realidad es que todo mundo juzga a un libro gracias a la primera impresión que le deja. Y no hay que engañarnos: un lector serio sí que puede distinguir un libro mal hecho de uno que sigue los estándares del género. Por esta razón es muy importante escoger contratistas capaces de llevar a cabo el trabajo bajo estándares profesionales.
Entonces, ¿usar los servicios de una editorial de vanidad siempre es malo?
Cómo todo en la vida, depende. Si lo que quieres es producir tu libro a como dé lugar, sin importar los costos o la calidad, tal vez usar los servicios de una editorial de vanidad no sea una mala idea; de menos sabes desde el inicio que la compañía te entregará un producto final a cambio de tu dinero.
Sin embargo, si lo que te interesa es producir un producto de calidad, que tus lectores disfruten explorando, que se ajuste a las convenciones de tu género y que prácticamente sea indistinguible de un libro publicado de manera tradicional, contratar los servicios de una editorial de vanidad solo te generará dolores de cabeza y potenciales pérdidas financieras.
Recuerda que, al final del día, una editorial de vanidad no tiene ningún incentivo para crear un libro de calidad. El 90% de los ingresos de una editorial de este tipo proviene de los autores que pagan por servicios editoriales y someten sus manuscritos a contratos un tanto arteros. En el momento en el que el libro se publica, la editorial ya se embolsó el 100% de tú dinero: no hay entonces ningún incentivo para promover tu libro ni ayudar a que este se venda.
El protocolo de protección que muchos de nosotros seguimos es simple:
Las editoriales de vanidad no van a desaparecer en el futuro cercano, al contrario. Con la llegada de la inteligencia artificial a la industria editorial, cada vez serán más las compañías sin escrúpulos que busquen explotar los sueños de grandeza literaria que muchos escritores en ciernes guardan.
La única manera de protegerse pasa por educarse al respecto y entender dos cosas:
En este artículo explicamos que una editorial de vanidad es una compañía (o individuo) que ofrece publicar un manuscrito a cambio de una cuota (por lo general, bastante elevada. Se diferencian de proveedores de servicios editoriales regulares, como editores y maquetadores de libros en un punto clave: las editoriales de vanidad siempre te ofrecerán hacer todo el trabajo de publicación, desde la edición del manuscrito hasta la promoción del libro. En esta lógica, tú como autor no tendrás que mover un solo dedo.
El problema con esta oferta, en apariencia perfecta, es doble.
En otras palabras: estas compañías te ofrecen un servicio completo, pero la realidad es que la calidad de su trabajo deja muchísimo que desear. Por no hablar del riesgo en el que te pones al firmar un contrato que no entiendes y que, muy probablemente, está lleno de cláusulas abusivas.
La clave para evitar ser víctima de un esquema así es educarse lo suficiente. Estos son los pasos que debes seguir si alguien se pone en contacto contigo, prometiendo el sol y las estrellas:
Y recuerda: la mejor labor de prevención la haces al educarte respecto a cómo funciona la industria editorial.
¿Qué te pareció el post? ¿Alguna vez te ha contactado una editorial de vanidad? Cuéntame en la sección de comentarios.