1) Leer de todo
Todos sabemos que leer es la mejor manera de entrenar a tu cerebro en las vicisitudes y variaciones del lenguaje, pero nadie te dice nunca que, para sacarle el máximo provecho a esta herramienta fabulosa hay que leer variado, es decir, un poco de todo.
Si solo lees en un sólo género (por ejemplo, eres un escritor de policiales que solo lee novela policial) te estás entrenando en las convenciones y maneras de un puñado de autores y es posible que tu escritura se vuelva una calca de esas voces que tanto admiras (todos hemos escuchado que, hace treinta años, 3 de cada 5 escritores pretendía escribir como Bukowski)
Leer de todo permitirá que tu cerebro abra sus horizontes.
2) Hacer ejercicios de escritura variados
En lugar de sentarte a escribir un cuento completo de pe a pa, día sí y día no (y, a lo mejor, no acabarlo, y frustrarte en el proceso), mejor toma el consejo de John Gardner e invierte tu tiempo de práctica haciendo ejercicios de escritura que se enfoquen en trabajar los distintos pilares de la ficción: diálogo, personaje, trama, narrador, punto de vista, etc.
La clave es hacer sesiones de práctica en las que solo te enfoques en un solo aspecto del oficio, preferentemente durante un par de horas, como máximo. El objetivo de estos ejercicios no es que produzcas un texto perfecto, sino que desarrolles memoria muscular sobre como se siente escribir diálogos/desarrollar personajes/describir lugares, etc.
¿Quieres saber más sobre los siete pilares de la ficción? En este post te los explico.
No importa que seas principiante, que nunca en tu vida hayas escrito más de un párrafo o que lleves diez años intentando publicar tu trabajo sin éxito. La realidad es que hay talleres para todos los niveles, demográficos, presupuestos y formatos, solo es cuestión de buscar el que mejor te acomode (¡Google es tu amigo!).
Una de las principales ventajas de unirse a un taller es que te enseña a mostrarle tu trabajo a desconocidos y, de paso, te prepara para recibir retroalimentación crítica, una habilidad que todo escritor dispuesto a profesionalizarse tiene que desarrollar sí o sí.
Suena absurdo, pero creo que el recordatorio es necesario: no se puede mejorar lo que no se práctica, de lo cual se sigue que la clave para mejorar tu escritura está en hacerse el hábito de escribir con consistente. Preferentemente diario, aunque sea una línea o una mini entrada en tu agenda.
Muchos escritores novatos se van con la idea de que una práctica de escritura consiste en imitar todos los días a Hemingway, es decir: levantarse a las cinco de la mañana y escribir durante cinco horas seguidas la Nueva Novela Americana. La realidad es que, a menos que no tengas que salir a ganarte el pan de todos los días (te envidiamos), un ritmo de trabajo así es imposible para el 90% de los mortales.
Entonces, lo que toca hacer es adoptar la ley del mínimo producto viable haciéndote la siguiente pregunta: ¿qué es lo mínimo que puedo escribir hoy? Cada escritor tiene un estándar distinto: en mi caso, es una cuartilla y media escrita a mano. Tengo amigos que escriben 200 palabras mínimo, otros que necesitan hacer 1000, y otros que tienen la flexibilidad suficiente para escribir todo un cuento.
Cada cabeza es un mundo.
Esta es, quizás, la parte más difícil de la práctica de la escritura, especialmente si tus amigos cercanos también son escritores o eres muy activo en redes. Si te la pasas todo el día escuchando sobre los “éxitos” de los demás, es muy difícil no pensar en todo el camino que te hace falta recorrer para llegar a un lugar comparable. En un escenario así, la sola idea de mejorar la escritura se vuelve algo casi inalcanzable.
Este pensamiento es una de las peores trampas en las que el novato puede caer: genera vergüenza, desesperación, frustración y otras cinco mil ochocientas emociones negativas que, francamente, nadie necesita en su vida. Si te sientes identificado con esto, recuerda: la escritura no es una competencia a ganar.
Nadie se va a llevar una medalla o el reconocimiento universal por publicar primero que sus colegas. No hay peor crítico que el que vive en tu cabeza y, encima, ¡sin pagar un centavo de renta!
Lo he dicho antes y no pararé de defender esta opinión: desarrollar una mentalidad de crecimiento (lo que yo llamo “mentalidad de escritor”), que no es otra cosa que la capacidad de resistir las ganas de tirar la toalla ante el primer (o el doceavo) obstáculo.
En mi opinión, este es el “super poder” que distingue a los escritores que tienen rutinas de trabajo consistentes y una cierta disciplina creativa, de aquellos que se encuentran bloqueados la gran mayoría del tiempo o, simplemente, ya no escriben
Desarrollar este mindset es, en definitiva, el primer paso hacía la profesionalización de tu escritura
Si bien es cierto que el plan perfecto para mejorar en la escritura no se va a materializar frente a ti de la noche a la mañana, eso no significa que dicho plan no exista. El diablo está en los detalles. En este artículo te presentamos cinco prácticas que puedes adoptar hoy mismo para empezar a mejorar tu escritura desde ya.
Estas prácticas son:
Entonces, ¿qué te pareció el artículo? ¿cuales de estás prácticas planeas incorporar a tú rutina? ¡cuéntanos en los comentarios!